viernes, 16 de enero de 2009

“Dónde reside nuestra fortaleza"





La Argentina atraviesa una crisis política que constituye un punto de inflexión. Estamos en el medio de una transición histórica, entre lo viejo y lo nuevo.
Lo viejo: el poder de características hegemónicas construido por los Kirchner -quienes concentraron en su pareja todos los recursos y decisiones- sin mediaciones institucionales ni partidarias.
Lo nuevo: la aparición de un nuevo actor económico y social, que es “la cadena agroalimentaria”, cuyo primer eslabón es la producción agropecuaria que en otras palabras es el país del interior.
Lo nuevo es la posición de Argentina en esta crisis, es “no inventar” artificialmente ventajas competitivas que no se funden en la previa existencia de auténticas ventajas comparativas.
Para prever el curso de los acontecimientos de esta crisis -que es global pero sobre todo “es argentina”- que no se reconoce y sólo se limita el análisis a las exigencias del calendario electoral (“juntémonos para ganar en octubre del 2009”, esa es la única frase que en el oficialismo se escucha).
Kirchner chocó esta vez con un sector que no sólo no depende de los subsidios estatales, sino que además es su principal fuente de financiación.
Como fue ayer, como es hoy, en esta Nación se trata de un conflicto de fondo entre el sector productivo más avanzado de la Argentina -ése que permite su inserción competitiva en la economía mundial- que choca de frente con el sistema político oficialista cuyo poder político y económico imperante ha sido construido mediante la subordinación de los gobernadores e intendentes a través de la utilización de los recursos derivados de las retenciones a las exportaciones.
Esta rebelión de la Argentina del interior que empezó a resquebrajar el frente interno del oficialismo en el resbaladizo terreno de los gobernadores e intendentes y que también actuó como un disparador de la disconformidad de la clase media urbana que ve afectado su poder adquisitivo, producto de los magros salarios y de las mentiras de las mediciones del “INDEK”.
Prever no es conocer el futuro; esto no existe en política. Prever en política es “ver antes que los demás”. Pero no se trata de adivinar el futuro, es preciso vislumbrar en el presente las tendencias dominantes, las que han comenzado a moldear el porvenir.
Juan Domingo Perón nos decía en “La hora de los pueblos”: “En el mundo de hoy, la política puramente nacional es una cosa casi de provincia. Todo es política internacional que se juega dentro o fuera de los estados”.
Si nos queremos fortalecer, es necesario remover obstáculos. Lo que hace falta es avanzar en la construcción de un nuevo bloque histórico que articule las fuerzas políticas, sociales y culturales de avanzada en una nueva coalición de poder, capaz de aprovechar esta formidable oportunidad que tenemos por delante como nación.
Nuestra fortaleza está en diseñar y ejecutar una estrategia de especialización agroalimentaria de la Argentina, basada en una continúa incorporación de valor agregado a la producción, que abarque desde la producción primaria hasta lo más avanzado de la biotecnología.

No es llamando a la unidad para ganar una elección en el 2009 que se sale de esta crisis que es fundamentalmente nacional.

Aníbal Vergara
Apoderado